Mujer Descubre A Su Vecina Oculta En El Bosque Detrás De Su Casa
Por la puerta de atrás
Monica se paró en la puerta trasera de su casa y trató de imaginarse lo que había estado ocurriendo en los últimos meses.
¿Cómo podía no sumar dos más dos?
Caminó lentamente por el sendero que conducía a una zona boscosa. Mientras caminaba, su mente empezó a pensar en lo que estaba a punto de descubrir. Su corazón estaba a punto de romperse en pedazos.
¿Era verdad?
Su corazón se aceleró y las lágrimas cayeron lentamente por su rostro.
Sabía quién vivía aquí, pero aún necesitaba comprobar por sí misma si todo lo que sospechaba era cierto.
Con solo unos pasos más descubriría la verdad. Su marido, Anthony, le había estado mintiendo y ahora Monica se cuestionaba todo lo que creía saber.
Poco tiempo
Monica y Anthony Hill llevaban seis años felizmente casados. Se habían conocido a través de amigos en común y congeniaron de inmediato.
Monica quedó encantada desde el momento en que conoció a Anthony.
Y tras apenas seis meses de relación, Anthony le propuso matrimonio. Al principio, Monica se sorprendió de lo rápido que iba todo. Sin embargo, cuando Anthony le juró amor eterno, ella aceptó el anillo de inmediato.
Una boda de cuento de hadas
Su boda fue de cuento de hadas.
Anthony no escatimó en gastos: todo lo que Monica quería, Anthony lo pagaba. Quería que su novia fuera feliz.
Doscientos invitados acudieron a la boda, aunque solo asistieron veinte de los seres más queridos de Monica. Para empezar, ella no conocía a tanta gente.
Incómodo
El resto eran todos familiares de Anthony y montones de amigos suyos. Monica no conocía a la mayoría de ellos y se sintió un poco incómoda de que hubiera gente desconocida en su boda.
Pero al final, la boda fue un éxito y ella disfrutó del día.
No podía decirse lo mismo de su matrimonio. Las grietas empezaron a verse desde el principio.
Un cambio
Los tres primeros meses de matrimonio fueron buenos. Anthony era romántico y agasajaba a Monica con cenas y escapadas lujosas.
Sin embargo, luego es que Monica empezó a ver un cambio significativo en el comportamiento de su marido.
Anthony se puso cada vez más distante y Monica tenía que competir con su trabajo y sus amigos para poder verlo.
Siempre ocupado
Cuando Anthony estaba en casa, se dedicaba a jardinear.
Monica no quería parecer desesperada, pero lo único que quería era pasar tiempo con su nuevo marido.
Después de meses de casados, pensó que hablarían de tener hijos. Era lo que Monica quería, y se sentía triste porque Anthony ni siquiera sacaba el tema.
No lo soportaba
Había días en los que Monica se limitaba a mirarlo por la ventana, mientras trabajaba en el jardín.
Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, pero él parecía estar más interesado en eso que en ella.
Pero Monica no iba a tolerarlo por más tiempo. Se comprometió a hablar con él esa noche para plantearle sus preocupaciones y su sentimiento de soledad.
Una cena romántica
Monica preparó una cena romántica, con velas y música suave. Si esto no le ayudaba a recuperarlo, no sabía qué más lo haría.
Estaba todo preparado para la velada. Monica se puso su vestido rojo favorito y sus zapatos de tacón, esperando a que su marido volviera del trabajo.
Nunca se había sentido tan nerviosa.
Estoy ocupado
Sin embargo, la cena no salió como Monica había planeado. Anthony se mostró distante y pasó por alto todas sus preocupaciones.
—Estoy ocupado y no creo que debamos preocuparnos por tener hijos ahora. Tengo mucho trabajo —e dijo.
Esa noche, Monica lloró en secreto hasta quedarse dormida. Sentía que su marido se distanciaba de ella.
De fiesta
Monica comenzó a especular que no era solo el trabajo lo que lo mantenía ocupado.
Anthony era muy activo en las redes sociales, y cuando Monica revisó sus diferentes cuentas pudo verlo en fiestas alocadas con sus amigos. Y todo sin ella.
Posaba con compañeros de trabajo en fiestas a las que ella ni siquiera estaba invitada como su acompañante.
No llevaba su anillo de boda
Monica echaba humo. ¿Cómo podía su marido hacerle esto?
No solo la ignoraba por completo, sino que actuaba como si estuviera soltero.
En una de las fotos, ella podía ver claramente que ni siquiera llevaba su anillo de matrimonio. ¿Qué estaba pasando exactamente? Monica pronto descubriría la fea verdad.
Crecen las sospechas
A medida que las semanas se convertían en meses, las sospechas de Monica crecían. No podía evitar sentir que algo iba terriblemente mal con su matrimonio.
El amor apasionado que solían tener parecía haberse reducido a un mero compañerismo.
Una noche, mientras Anthony salía corriendo a otro “evento relacionado con el trabajo”, Monica decidió contarle todo a su vecina Emma, que vivía al otro lado de su casa.
Una vecina amable
Emma siempre había sido atenta y amigable, y Monica esperaba que pudiera ofrecerle otro punto de vista.
Monica se desahogó con Emma y le contó sus temores y frustraciones por el comportamiento distante de su marido.
Emma la escuchó con empatía, mostrando en su rostro una mezcla de simpatía y preocupación. Monica sentía que podía hablar de cualquier cosa con Emma. Pero ella sabía algo que Monica no.
Preocupada
—No quiero aumentar tus preocupaciones, Monica, pero creo que deberías saber algo —dijo finalmente Emma, titubeante—. He visto a Anthony caminar por la parte trasera de la casa unas cuantas veces. No sé adónde va.
El corazón de Monica dio un vuelco. No podía creer lo que estaba escuchando.
Su mente se llenó de preguntas, pero necesitaba saber la verdad.
Un camino oculto
—¿A qué te refieres, Emma? —preguntó Monica con voz temblorosa.
Emma respiró hondo antes de continuar: —Le he visto adentrarse por ese sendero oculto que hay detrás de tu casa. Creo que lleva al bosque, pero no estoy segura de por qué iría allí tan a menudo. Siempre va cuando estás trabajando u ocupada.
Monica guardó silencio un momento. Intentó racionalizar lo que acababa de oír, pero entonces se le paró el corazón al darse cuenta de algo.
No es de los que les gusta estar al aire libre
A Monica se le aceleró el pulso. ¿Por qué Anthony caminaba solo por el bosque detrás de su casa?
Recordó que él no era de los que les gustaba estar al aire libre. ¿Escondía algo? No podía haber empezado a hacer senderismo en secreto.
Decidida a descubrir la verdad, Monica agradeció a Emma por su sinceridad y decidió investigar: lo que descubriría pondría su mundo patas arriba.
Una sospecha persistente
Emma especificó que también le había visto pasear por allí de noche. ¿Qué tramaba su marido?
Monica no pudo ignorar más sus sospechas. Esa noche, fingió acostarse temprano, pero esperó pacientemente a que Anthony hiciera de las suyas.
No cabía duda de que él tenía algo en mente. Anduvo muy inquieto durante la cena y cuando Monica le preguntó al respecto, se desentendió.
El mejor camino a seguir
Monica se preguntaba cuál sería el mejor camino a seguir. De momento, se le habían ocurrido dos soluciones.
La primera era sencilla: podía vigilar a su marido hasta que saliera y le seguiría hasta el bosque.
Así, Monica tendría un asiento de primera fila a lo que sea que le ocultaba. Tal vez descubrir la verdad resolvería el mayor de sus problemas, que era por qué Anthony actuaba como si ya no la quisiera.
El segundo camino
La segunda alternativa no era tan sencilla: requeriría que ella actuara como si todo estuviera bien. Ella haría todo como siempre lo hacía cuando él estaba cerca e incluso lo regañaría un poco.
Después, tendría que fingir estar dormida. A simple vista, este camino parecía más fácil que el primero.
Pero Monica olvidó tomar en cuenta algo crucial.
Sus emociones
Monica no tuvo en cuenta que esa noche sus emociones estarían a flor de piel.
Sabía que había metido la pata cuando fue a hablar con Anthony como hacía la mayoría de las noches, haciéndole preguntas que lo hicieron refunfuñar y pedirle que se fuera.
Monica quería sonar lo más natural posible, pero exageró mucho. Cuando se dio cuenta de ello, dio la conversación por terminada y se fue corriendo a la cama. Pero el daño ya estaba hecho.
Demasiado apasionada
Lo único que Monica tenía que hacer era actuar con naturalidad, pero se alteró demasiado, con sus emociones avivadas por su última charla con Emma.
Se descarriló, haciendo que Anthony la mirara con desconfianza.
Según Anthony, Monica rara vez se alteraba tanto. Sí, por lo general lo regañaba, parloteaba y trataba de hacerlo sentir mal. Pero hoy pasaba algo más. ¿Lo había atrapado?
En el baño
Monica se puso una mano en la boca y se disculpó.
Subió las escaleras y entró en el cuarto de baño de su habitación. Se echó agua en la cara, encorvada sobre el lavabo.
—Mantén el control —susurró a la imagen del espejo—. Por favor, mantén el control —pero mientras se hablaba a sí misma, otra voz se escuchó detrás de ella.
¿Estás bien?
Monica pensó que se había salido con la suya, pero su marido se apareció detrás de ella y sus dedos serpertearon por su nuca.
—¿Estás bien? —le preguntó, mirándola a través del espejo— Me has asustado, huyendo así. ¿Qué te pasa?
Anthony la había atrapado.
Un poco enferma
Había dulzura en su voz y en la forma en que le tocaba el cuello. Pero sus ojos, llenos de algo siniestro, decían otra cosa.
—¿Estás bien? —volvió a preguntar.
Mónica tuvo que responder: —Lo estoy —dijo—. Puede que esté un poco enferma —añadió una mentira—, comí algo en la ciudad hoy. Eso es todo —pero Anthony no lo dejó pasar.
Las palabras salieron de su boca
En cuanto las últimas palabras salieron de su boca, vio cambiar la actitud de su marido.
Estaba haciendo todo lo posible por sacarle la verdad, pero ¿por qué sospechaba tanto? ¿O solo estaba cambiando de tema?
Nunca antes había actuado así. Se daba cuenta de que Anthony se estaba impacientando con sus respuestas. ¿A qué recurriría él a continuación? Estaba un poco asustada ahora que sabía como era en verdad.
Ironía
Era irónico: ella intentaba averigüar lo que él estaba haciendo a sus espaldas, pero ahora parecía que era él quien estaba enfadado con ella después de sospechar que había hecho algo sin su conocimiento.
Nunca había sido tan controlador.
Había algo diferente en él y Monica ya no veía al hombre con el que se había casado. Algo había cambiado delante de sus ojos.
Una persona diferente
Anthony siempre había sido un marido cariñoso y nunca le había hecho daño, pero parecía que en cuanto él pensaba que ella estaba haciendo algo a sus espaldas, todo cambiaba.
Ella vio cómo su rostro empezaba a cambiar de color a medida que aumentaba su ira. Anthony la escudriñaba como si fuera un criminal.
Monica no tenía ni idea de que el que solía ser su cariñoso marido estaba a punto de hacer algo que resultaría en un clímax explosivo.
Pavor
El pavor se apoderó de Monica cuando su marido se acercó un paso más.
Normalmente, le habría gustado que la abrazara, pero hoy no le apetecía nada lo que tenía en mente.
El tono y actitud cariñosos usuales de Anthony habían desaparecido por completo. Tenía una mirada psicótica y no parecía tener nada bueno en mente. Estaba a punto de comenzar su interrogatorio.
Él sospecha que le miente
—No me contaste que fuiste a la ciudad —dijo mientras la dejaba ir y caminaba para apoyarse en la pared—. Podríamos haber ido a comer.
Monica sabía que la estaba estudiando. Ella no había ido a la ciudad: sólo había salido de casa cuando fue a lo de su vecina.
La casa tenía cámaras alrededor, que Anthony revisaría después de su conversación para asegurarse de que Monica no mentía. ¿Qué podía hacer ella?
Pensamiento rápido
Monica siempre fue una persona astuta y rápida. Tenía que pensar en algo que la sacara del embrollo en el que se había metido sin querer.
No podía decir una mentira descarada que no pudiera respaldar, pero todavía había forma de convencerle de lo contrario.
No podía jugar demasiado con la verdad, pero si le contaba lo que había hecho, ¿explotaría?
Tomando una decisión
Monica tenía que decidir rápidamente lo que iba a hacer. Podía mentir o decir la verdad, pero, ¿cuál de las dos opciones era la correcta?
Si jugaba bien sus cartas, podría evitar cualquier tipo de conflicto. Pero si se equivocaba, le preocupaba lo que su marido pudiera hacerle.
Su siguiente decisión sería vital.
La biblioteca
—Sí —dijo ella—, fue apenas un minuto. Tenía que devolver un libro a la biblioteca, ya sabes cómo me pongo con la devolución de libros —Monica fingió una risa, haciendo su mejor esfuerzo para no romper el contacto visual con Anthony. No podía perder esta pelea.
La palabra “pelea” sonó en su mente y contuvo un gemido.
Nunca pensó que lucharía contra el hombre al que se suponía que amaba y con el que iba a construir una vida. Pero no podía pensar eso ahora: tenía que ganar.
Recuperando el control
—Estaré bien —dijo ella, erguida de repente. Enderezó los hombros y se acercó a Anthony.
Le cogió las manos y se acercó a él, lo que le pilló desprevenido porque ambos no recordaban la última vez que habían estado tan cerca.
—Estoy bien —dijo ella, con los ojos aún clavados en los de él. Contempló el color avellana de sus irises, los cuales alguna vez la hechizaron—. Te prometo que estoy bien.
Su reacción
Después de que Monica terminó con su desesperada jugada, observó a Anthony para ver lo que haría. Ella no había puesto todas sus cartas sobre la mesa, y él haría una de dos cosas.
Monica solo esperaba que él estuviera satisfecho con su respuesta. Si no lo estaba, entonces estaría en graves problemas.
La miró fijamente sin nada de compasión ni amabilidad, como hacía normalmente. Algo iba muy mal, y Monica arriesgaría su bienestar con tal de conocer la verdad.
Una mueca
Por mucho que pareciera que Anthony quería reprenderla o que pensaba en algo para averiguar qué tramaba,no se le ocurría nada. Así que le sonrió y le dijo:
—Suena justo. Espero que tengas más cuidado en el futuro.
—También, por favor, sé más comunicativa conmigo la próxima vez —añadió como una última advertencia. No había nada más que decir. ¿Se había librado Monica por ahora?
Se fue
Anthony salió del cuarto de baño, pero su postura era rígida, su respiración entrecortada y sus iris más oscuros.
Por primera vez en meses, el fuego del romanticismo había caído sobre él, dejándolo como un lobo al acecho.
Monica respiró hondo cuando él se marchó. No se había dado cuenta antes, pero Anthony no era el único afectado por la tensión. Se echó otro puñado de agua del grifo en la cara y dijo: “Ponte las pilas”.
Directo a la cama
Monica salió del baño y se fue directamente a la cama. Todavía tenía que llevar a cabo su plan.
Necesitaba fingir que estaba dormida para que Anthony pudiera ir al bosque.
Ella lo seguiría entonces y vería lo que ocultaba. Pero todo cambió cuando lo encontró sentado en la cama, con una sonrisa infantil en la cara mientras la esperaba.
Una curiosa vuelta del destino
En un extraño giro del destino, la fría actitud de Anthony cambió tan rápido como llegó. ¿Qué le pasaba?
Monica estaba segura de que tenía que ver con lo que hacía cuando iba al bosque.
Deseaba, más que nada, poder preguntarle directamente al respecto. Al fin y al cabo era su marido, pero eso no significaba que fuera el mismo hombre con el que se había casado.
¿Qué estaba haciendo ahora?
Por mucho que Monica quisiera volver a confiar en su marido, no podía evitar pensar que se trataba de una especie de trampa.
Estaba esperando a que ella diera un paso en falso para atacar. ¿O tal vez era genuino?
No tenía ni idea de lo que pasaría a continuación, pero tenía que abordar la situación con cautela. De lo contrario, podría desatarse un infierno. ¿A qué venía esa mirada?
¿Qué está pasando?
—¿Por qué me miras así? —preguntó Monica.
—¿Así cómo? —respondió Anthony.
—¡Así! —respondió ella, conteniendo una risita—. ¡Para!
—¿Que deje de mirarte? —preguntó Anthony—. No creo que eso sea posible. ¿Te has visto? Eres la persona más guapa del mundo —Monica tuvo que esconder la cara mientras se ruborizaba. ¿Qué estaba pasando?
Un lado juguetón
Monica no podía explicarse lo que sucedía. La última vez que había visto este lado juguetón de su marido fue justo después de su boda. Incluso había olvidado que él podía ser así.
Se fue a la cama enseguida, pero él no dejaba de molestarla con sus travesuras.
Los dos acabaron hablando toda la noche como solían hacer antes de casarse. Aunque Monica no lo admitía, había echado de menos esa faceta de Anthony.
Charla sincera
Quizás Anthony se sentía fatal por la forma en que le había hablado en el baño. ¿O tal vez tramaba algo más? No sabía por qué estaba tan alegre y animado.
Llevaba horas sentada en la cama con él hablando de todo.
¿Se trataba del momento adecuado para hablarle de sus preocupaciones? ¿O era una mala idea?
Algo más
Quizá había algo más que le hacía estar tan dispuesto a hablar esa noche. Monica se asomó al borde de la cama, buscando algo. Anthony solía tener malos hábitos, pero había prometido dejarlos hacía años.
Sin embargo, Monica recordó su antiguo escondite. Mientras él estaba distraído, ella decidió echar un vistazo.
Tenía que ser rápida. Si él descubría lo que ella intentaba hacer, habría consecuencias.
Debajo de la cama
Tuvo que ser sutil y estiró el cuello para mirar debajo de la cama. Usó el pie para apartar la colcha y miró debajo de la cama. Fue entonces cuando vio algo que le heló la sangre.
Era apenas perceptible. El cuello de una botella sobresalía de la cama.
No podía creer que él hubiera faltado a su palabra y hubiera dejado que volvieran los viejos hábitos.
Viejos hábitos
Anthony le había prometido que dejaría de beber hacía ya un año atrás.
A Anthony le gustaba tomarse una cerveza o dos después de cenar cada noche, pero rápidamente se convirtió en un hábito mucho más perturbador. Empezó a beber de más e incluso a salir a bares.
Empezó a desaparecer cada fin de semana más y más, y luego dejó de regresar a casa durante la semana solo para ser encontrado en pubs y bares.
Dejándolo definitivamente
Después de notar que era un problema, Anthony prometió que dejaría de beber para siempre. Mejoró mucho, pero ahora había pruebas en su contra.
¿Había vuelto a las andadas? Monica tenía que averiguarlo.
Monica se agachó y cogió la botella. Iba a enfrentarse a él con las pruebas. Pero en cuanto la tuvo en la mano, comprendió la verdad: solo era una botella de agua. Había estado bebiendo más agua en la cama. Respiró aliviada. Pero aún no estaba fuera de peligro.
A la deriva
Monica no sabía en qué momento se durmió. Pero al despertar, el reloj marcaba las cinco de la mañana. Las primeras luces del alba se colaban entre las cortinas del dormitorio.
—¿Cariño? —Monica llamó, dándose la vuelta para mirar a Anthony.
La noche había tomado un rumbo diferente, terminando como una de las mejores para Monica. Anthony incluso la había abrazado después de dormirse. No obstante, descubrió que él se había ido.
Siguiéndole
Monica escuchó la puerta principal cerrarse silenciosamente. Anthony creía que estaba dormida, pero no era así.
Impulsada por una mezcla de miedo y rabia, se levantó de la cama y se dirigió a la puerta trasera.
Con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, Monica abrió la puerta y caminó por el mismo sendero oculto que había visto seguir a Anthony.
En lo profundo del bosque
Monica hasta podía oler los restos de su colonia mientras caminaba en silencio por el sendero. Pudo notar su sombra en movimiento, y se agachó cuando él se dio la vuelta.
Mientras estaba tumbada en la hierba, Monica levantó rápidamente la cabeza justo a tiempo para ver a Anthony entrar en una casa.
Había olvidado que alguien vivía bien adentrado en el bosque.
Estremecida
Lo que vio a continuación hizo que todo su ser se estremeciera. Allí, bajo el suave resplandor de la luna, vio a Anthony y a una mujer abrazados. Sus rostros estaban a pocos centímetros de distancia y era claro que esto era lo que ella llevaba tanto tiempo sospechando.
Monica jadeó, incapaz de creer lo que veía. La infidelidad de su marido ocurría justo bajo sus narices.
Se le llenaron los ojos de lágrimas al ver cómo su esposo traicionaba su confianza.
Con el corazón roto
La angustia de Monica era inconsolable, pero seguía observando la escena que se desarrollaba ante ella.
La mujer que estaba en brazos de Anthony le acariciaba suavemente el pelo con los dedos, y sus labios estaban tan cerca que era innegable que estaban compartiendo un beso ilícito.
Quería gritar, enfrentarse a los dos, pero se contuvo. Necesitaba pruebas concretas e innegables de la infidelidad de su marido si quería confrontarlo.
Familiar
Mientras Monica seguía observando en un silencio atónito, se fijó en los rasgos familiares de la mujer.
Era su vecina, Lisa. Lisa había enviudado hacía poco, y Monica se había olvidado por completo de ir a verla desde la muerte de su marido.
Pero parecía que su marido Anthony ya hacía bastante por los dos.
La traición definitiva
La ira de Monica se mezcló con la tristeza, creando un torbellino de emociones en su interior.
Había confiado tanto en Anthony como en Lisa y ahora la estaban traicionando de la peor manera posible.
Su matrimonio se desmoronaba y se sentía más traicionada que nunca. Creía saber quién era Anthony, pero estaba muy equivocada.
El siguiente paso
Tras contemplar la desgarradora escena por unos minutos más, Monica se retiró en silencio y cuidando no hacer ruido.
Necesitaba tiempo para pensar su próximo movimiento. Enfrentarse a Anthony era algo inevitable, pero quería hacerlo cuando tuviera pruebas irrefutables.
Durante los días siguientes, Monica se convirtió en toda una detective y recopiló meticulosamente pruebas de la aventura de Anthony: mensajes de texto, fotos e incluso conversaciones grabadas que demostraban su relación con Lisa.
Retirada
Mientras tanto, la actitud de Monica cambió. Se volvió distante y retraída, evitando a Anthony todo lo posible. Él intuía que algo no iba bien, pero no podía precisar qué. La tensión entre ellos era palpable.
Cierta noche, mientras Anthony estaba en otro supuesto “evento de trabajo”, Monica decidió que era hora de enfrentarse a él.
Tenía pruebas suficientes para refutar sus mentiras y farsas.
Las pruebas
Monica tenía las pruebas suficientes para exponer sus mentiras. Llamó a Lisa y la invitó a su casa.
Cuando Lisa llegó, Monica le presentó las pruebas irrefutables de la aventura. Lisa palideció y tartamudeó intentando explicarse.
Fue un enfrentamiento caótico y emocional, lleno de ira, dolor y acusaciones.
La confrontación
Poco después, Anthony regresó a casa y encontró a las dos mujeres esperándolo. Fue una confrontación totalmente explosiva.
Monica, con lágrimas en los ojos, se enfrentó a su marido con las pruebas irrefutables de su traición.
Su matrimonio, antes tan lleno de amor y esperanza, había quedado reducido a un campo de batalla rodeado por traiciones y promesas sin cumplir.
El final del camino
Anthony no podía seguir negando la verdad: confesó su aventura con Lisa, con la voz llena de remordimientos y arrepentimiento. Intentó explicar que todo había empezado inocentemente mientras consolaba a su afligida vecina, pero que se había convertido en algo más.
Monica estaba destrozada, sintiendo una mezcla de rabia y tristeza. Se dio cuenta de que su matrimonio de ensueño se había convertido en una pesadilla.
Con el corazón encogido, le dijo a Anthony que su relación había llegado a su fin.
Nuevos comienzos
En las semanas siguientes, Monica y Anthony pasaron por un doloroso proceso de divorcio. Fue emocionalmente agotador, pero Monica sabía que era la decisión correcta. Se merecía algo mejor que un marido que había traicionado su confianza tan profundamente.
Una vez finalizado el divorcio, Monica empezó a rehacer su vida. Se reencontró con viejos amigos, persiguió sus propios intereses y encontró un renovado sentido de autoestima.
Se dio cuenta de que se merecía la felicidad absoluta y ya no se conformaría con menos.
Descargo de responsabilidad: Esta historia ha sido elaborada con cariño por un escritor con el fin de emocionar y entretener, reflejando situaciones de la vida real para despertar su imaginación y evocar emociones profundas. Todos los acontecimientos, lugares y personajes son producto de la imaginación de su autor, y todas las imágenes y vídeos se utilizan únicamente con fines ilustrativos. Esperamos que hayas disfrutado leyéndola tanto como nosotros al escribir.